viernes, 26 de febrero de 2016

El patio de los vientos perdidos.

El patio de los vientos perdidos es considerada una de las novelas más destacadas dentro del panorama de la nueva novela colombiana. Novela de ciénagas y tierra húmeda, incrustada en el colorido ambiente del Caribe.

Roberto Burgos Cantor, nació en Cartagena de Indias en mayo de 1948, escritor y periodista colombiano, alterna su actividad literaria con su profesión de abogado. Inició su carrera literaria en 1965, con el cuento “La lechuza dijo el réquiem”, publicado por Manuel Zapata Olivella en la revista Letras Nacionales. Este autor cartagenero se ha destacado por sus extraordinarios trabajos, una de las características de su trabajo literario es lo experimental como elemento renovador del relato. Las palabras de sus novelas reconstruyen lo propio de los espacios y sujetos representativos de la cultura popular cartagenera, dan cuenta además del modo cómo se existe en este espacio.

La novela trascurre en dos tiempos: el de un boxeador decadente que trata de justificar su derrota y el de una casa de putas manejada por Germania de la Concepción Cochero. Miguel Sarmiento, el músico, Beny el boxeador, Lácides, el aristócrata decadente, Olimpia  y los músicos, se entrecruzan en esa casa húmeda, rodeada de flores, iguanas, cangrejos y un ferry. En todo este entorno se concentra la maravilla de un mundo ajeno a las tierras frías de los Andes.

Es un texto de 346 páginas para ser leído en voz alta.

El patio de los vientos perdidos inunda de humedad, amor, soledad, preocupación,  música, alegría, tristeza, locura, desesperanza y amistad el cuarto de un lector ajeno y lo sume en la tranquilidad de ciertos atardeceres.

La novela ha optado por dar a las palabras poderes musicales, visuales, olfativos y táctiles. El ritmo de las palabras huele a cangrejos y mulatas, a brisa caliente de mar a las cuatro de la tarde, a mulatas recién peinadas que gotean roció de amanecer.

El gran logro de la novela es haber narrado a Cartagena de Indias en la voz de las personas con menos recursos y legitimar, para mejor literatura en nuestro tiempo, el tono poético y narrativo que fluye en cada página.

Es impresionante como Burgos logra, a través de la novela, deleitarnos con una magnifica poesía de cuando en cuando, como describe de una forma hermosa los momentos y objetos más cotidianos de la vida, logra volverlos mágicos, el lector logra verlos de otra manera, es simplemente magnífico.
Roberto Burgos Cantor.

El estilo de esta novela es muy peculiar, la falta de comas hace que sea complicado para el lector seguir la lectura de una forma amena. Pero a medida que se va avanzando, la falta de comas se vuelve insignificante. La historia atrapa al lector de tal manera que se acostumbra, lo envuelve e intriga más el “¿Qué pasará después?”. 

Todos los lectores deben leer todo tipo de estilos y ésta es una novela perfecta para empezar con esa tarea, al principio la falta de comas puede ser un poco chocante, pero eso pasa a segundo plano cuando se acaba del primer capítulo.

Al principio de la novela el autor juega con los silencios. En el punto inicial el lector no podrá saber quién es ese personaje del que hablan, cuál es la situación, el ambiente, las circunstancias, el porqué de las actitudes, etc., el lector debe leer el inicio de la novela una vez la termine, así logrará entender de qué hablaba el autor. Con ese silencio el autor pretende cautivar e interesar al lector para que continúe hasta el final.


Un vídeo para conocer algunas cosas del autor Roberto Burgos Cantor. 

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