El patio de los vientos
perdidos es considerada una de las novelas más destacadas dentro del panorama
de la nueva novela colombiana. Novela de ciénagas y tierra húmeda, incrustada en el colorido
ambiente del Caribe.
Roberto Burgos Cantor, nació
en Cartagena de Indias en mayo de 1948, escritor y periodista colombiano,
alterna su actividad literaria con su profesión de abogado. Inició su carrera
literaria en 1965, con el cuento “La lechuza dijo el réquiem”, publicado por
Manuel Zapata Olivella en la revista Letras Nacionales. Este autor cartagenero
se ha destacado por sus extraordinarios trabajos, una de las características de
su trabajo literario es lo experimental como elemento renovador del relato. Las palabras de sus novelas reconstruyen lo
propio de los espacios y sujetos representativos de la cultura popular
cartagenera, dan cuenta además del modo cómo se existe en este espacio.
La novela trascurre en dos
tiempos: el de un boxeador decadente que trata de justificar su derrota y el de
una casa de putas manejada por Germania de la Concepción Cochero. Miguel
Sarmiento, el músico, Beny el boxeador, Lácides, el aristócrata decadente,
Olimpia y los músicos, se entrecruzan en
esa casa húmeda, rodeada de flores, iguanas, cangrejos y un ferry. En todo este
entorno se concentra la maravilla de un mundo ajeno a las tierras frías de los
Andes.
Es un texto de 346
páginas para ser leído en voz alta.
El patio de los vientos
perdidos inunda de humedad, amor, soledad, preocupación, música, alegría, tristeza, locura,
desesperanza y amistad el cuarto de un lector ajeno y lo sume en la
tranquilidad de ciertos atardeceres.
La novela ha optado por dar
a las palabras poderes musicales, visuales, olfativos y táctiles. El ritmo de
las palabras huele a cangrejos y mulatas, a brisa caliente de mar a las cuatro
de la tarde, a mulatas recién peinadas que gotean roció de amanecer.
El gran logro de la novela
es haber narrado a Cartagena de Indias en la voz de las personas con menos recursos y legitimar, para mejor literatura en nuestro tiempo, el tono poético y narrativo que fluye
en cada página.
Es impresionante como Burgos
logra, a través de la novela, deleitarnos con una magnifica poesía de cuando en
cuando, como describe de una forma hermosa los momentos y objetos más
cotidianos de la vida, logra volverlos mágicos, el lector logra verlos de otra manera, es simplemente magnífico.
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Roberto Burgos Cantor. |
El estilo de esta
novela es muy peculiar, la falta de comas hace que sea complicado para el
lector seguir la lectura de una forma amena. Pero a medida que se va avanzando, la falta de comas se vuelve insignificante. La historia atrapa
al lector de tal manera que se acostumbra, lo envuelve e intriga más el “¿Qué
pasará después?”.
Todos los lectores deben leer todo tipo de estilos y ésta es
una novela perfecta para empezar con esa tarea, al principio la falta de comas
puede ser un poco chocante, pero eso pasa a segundo plano cuando se acaba del primer capítulo.
Al principio de la novela el
autor juega con los silencios. En el punto inicial el lector no podrá
saber quién es ese personaje del que hablan, cuál es la situación, el ambiente,
las circunstancias, el porqué de las actitudes, etc., el lector debe leer el
inicio de la novela una vez la termine, así logrará entender de qué hablaba el
autor. Con ese silencio el autor pretende cautivar e interesar al lector para
que continúe hasta el final.
Un vídeo para conocer algunas cosas del autor Roberto Burgos Cantor.
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