“¿Un
thriller religioso?¿Un apasionante pacto de amor?¿Mártires o verdugos de sí
mismos? ¿Un crimen atípico?¿Suicidados por la sociedad?”[1] al
leer estas preguntas ya no existirá otro libro en tu cabeza, lo vas a comprar,
lo vas a leer y cuando llegues a la última página no vas a poder creer que haya
terminado, vas a querer más, mucho más.
El
autor, Alfonso Carvajal, parte de la noticia del asesinato de dos sacerdotes al
sur de Bogotá en enero del 2011 y lo vuelve una ficción impactante,
desgarradora, deslumbrante, desconcertante.
Los Sacerdotes Rafael Reátiga y
Richard Píffano Laguado fueron asesinados el miércoles 26 de enero en una calle
del barrio El Triunfo, de la localidad de Kennedy. A los dos sacerdotes los
balearon dentro del carro del padre Reátiga, un Chevrolet Aveo negro. Una
hipótesis del crimen indica que los asesinaron para robarles el carro nuevo. [2]
Los dos sacerdotes pagaron 15
millones de pesos para que los mataran. Los dos sicarios fueron contactados dos
días antes por los mismos sacerdotes para que les ayudaran a cumplir el pacto
de muerte que habían decidido cuando se enteraron que al menos uno de ellos
tenia una enfermedad contagiosa incurable. [3]
Con
un tema tan delicado, el autor tenía un gran reto para escribir el libro, pero
lo manejó de una manera limpia, sincera, sin excesos, prudente, con un lenguaje
pulcro. El libro no es para todo tipo de lector, se necesita ser leído sin prejuicios, sin homofobia, esperando lo peor y lo mejor, a la expectativa
de descripciones profundas o descripciones simples, simplemente hay que estar
preparado para leer un libro fuera de todo lo que pensamos y conocemos, pero
ante todo un muy buen libro.
Siendo
una historia de amor y muerte entre dos sacerdotes, el aspecto de la sexualidad
no podía faltar, y como hay tantas formas de escribir sobre esto, la pregunta
sería ¿cómo lo trató el autor?, como ya dije antes no es un libro para
homofóbicos porque el autor no pasa por alto ningún detalle a la hora de
describir las noches de pasión de los sacerdotes, no es muy exagerado como
tampoco es muy sobrio, está en el punto exacto en el que todo buen lector puede
soportarlo.
Ya
que el libro está basado en una historia real, la relación realidad-ficción
está presente. El autor cambia todos los nombres de los personajes, los curas
se llaman René y Rómulo, los sicarios son alias “El Halcón” y alias “Gatillero”
y el que cuadró todo con los sacerdotes se llama “El Jardinero”. Pero así como
cambia nombres deja algunos aspectos de la realidad dentro de la ficción, como
la suma de dinero que pagan los amantes, la enfermedad que tenia uno de ellos,
el lugar del primer pago, el lugar del asesinato, entre otros. Entonces se
puede ver que esa relación realidad-ficción está presente pero lo que nos
relata el autor, los diálogos, algunos lugares, situaciones especificas y los
pensamientos de los personajes son ficción
y eso le da al libro un equilibrio casi perfecto, tanto que siempre dudarás
hasta que punto lo que lees pasó o no.
La
estructura narrativa del libro nos lleva en un orden cronológico exacto y de
esta manera el autor nos envuelve en el ambiente y hace que en nuestra mente se
reproduzca como una película. Pero van apareciendo historias paralelas que al
principio confunden pero al final se unen con la de los sacerdotes y se crea la
unidad de toda la historia que lleva al final estilo Romeo y Julieta. Además,
Carvajal intercala la narración entre primera persona y tercera persona
constantemente, lo que le da un toque especial a la historia y, por ende, al
libro.
Es
un libro con las mejores 150 páginas, si algún día quieren ir a comprar un
libro y no saben qué quieren leer, intenten con este, no se arrepentirán ni un
segundo, será el dinero mejor invertido. La historia los llevará a una discusión
constante sobre los hechos ocurridos, los llevará a conocer otra de las
esquinas de nuestra sociedad, los llevará de la mano por lugares y situaciones
desconocidas para muchos, pero ante todo, les abrirá la mente y los llevará tan
lejos como ustedes quieran llegar.
Y
que mejor para terminar este comentario que las palabras que el autor nos deja
en uno de los capítulos, donde se mete a saludar, no como un personaje sino
como Alfonso Carvajal, y nos deja un maravilloso mensaje:
En este mundo tan efímero y
superficial, tan causal, tan profundo, esta historia de antihéroes, a la cual
la sociedad le quiere echar tierra y tapar con mentiras, o ignorar lo qué pasó,
es decir, borrar el argumento así no más, había que hacer algo, tallar una
memoria de palabras, así las arrastre el viento, así no sirvan para nada, aquí
quedarán como una lápida apócrifa, que nadie quiera ver, leer, pero suficiente
para que la ficción haga su máximo esfuerzo y su anónima introspección.[4]
[2] Bolívar,
V. H. (28 de 01 de 2011). eltiempo.com. Recuperado el 29 de 08 de 2015,
de EL TIEMPO: http://www.eltiempo.com/archivo/documento/CMS-8804554
[3] Medina,
S. B. (14 de 02 de 2012). eltiempo.com. Recuperado el 29 de 08 de 2015,
de EL TIEMPO: http://www.eltiempo.com/archivo/documento/CMS-11130602
[4] Carvajal, A. Capítulo 31. En A. Carvajal, Ruega Por
Nosotros (pág. 150). Bogotá, Colombia: Ediciones B.
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